La vida es un regalo que nos han dado y cuando te lo arrebatan ya nada tiene sentido… esas pequeñas cosas que tienes todos los días y no las aprecias, porque sabes que al día siguiente las tendrás, pero la cuarentena nos ha hecho llegar a la conclusión de que un día de repente te quitan todo lo que hacías día a día. El mundo da una vuelta y empiezas a vivir más cada detalle, este es el típico discurso que se está oyendo mucho durante estos días, y nos damos cuenta de muchas cosa, pero no hay que apreciar las cosas cuando salgamos de casa, sino apreciarlas desde este mismo instante, en tu casa con tu familia, haz todas las cosas que nos has podido hacer porque no tenias tiempo, aprovecha a conocer mejor a las personas con las que convives en un mismo techo. No soy una adivina pero sé que si te dicen que ahora mismo que tienes que entrar en tu casa y no salir de ella hasta nuevo aviso ¿cómo te quedarías? La verdad todos empezamos como si este virus fuese una tontería, para nada me imaginaria que no pudiéramos salir de casa por un virus, y que solo pudiéramos salir de ella con una mascarilla, nunca me imagine eso, si me imagine que posiblemente dentro de 50 años tendríamos a lo mejor que salir con mascarillas por la contaminación que había en el medio ambiente, pero cuando a mis hermanos y a mi nos contaron que nos tendríamos que quedar en casa, sinceramente no tuve un presentimiento de felicidad por no tener que ir al colegio, y eso es raro en mi, sino de agobio. Por las mañanas todos los días es lo mismo, nos levantamos, desayunamos, Nicolás nos pregunta donde están mama y papa y nosotros le cogemos y le decimos, están haciendo unos recados fuera de casa, para que cuando lleguen puedan estar contigo, pero nada de eso era cierto, porque los dos al ser médicos y se encontraban en primera fila de la “guerra”, nuestro padres nos dijeron claramente que no podíamos hablar del virus delante de Nicolás para que así no creáramos lo que se puede decir miedo, aunque la verdad es que se nos escaba varias veces cosas, después hacemos los deberes, y otro día mas. Muchas veces por la tarde nos ponemos a cocinar para distraernos, vemos una película, o sino pintamos, también hacemos deporte, pero los días iban pasando y a mis padres se le iban cambiando las caras a peor, siempre nos llamaban a las dos mayores y nos contaban como iba la situación muchas veces caía alguna lagrima, pero ellos mismos nos decían que se encontraban en la peor partes pues solo veían a las personas que encontraban verdaderamente mal. Ya no podíamos ni ver las noticias, decir siquiera ningún chiste de aquel virus, la tensión reinaba en casa. Pasaban los días y solo llegaban malas noticias, mis padre se encontraban cada vez peor pues habían cogido el virus, y hasta mi padre que no rezaba nunca empezó a rezar el rosario con nosotros, hasta nos dijo que cuando nos laváramos las manos, que nos lo decía que no las laváramos cada 15 minutos, rezáramos un padre nuestro. Bueno pues como ven la cuarentena era un poco tensa, nosotros nunca habíamos estado en una cuarentena, lo más cercano que tenias como una cuarentena, si lo hablamos irónicamente, era cuando nuestros padres nos castigaban sin salir. Pero no todo fueron malas noticias, todo el país estábamos mas unidos, se veían a la gente cara de solidaridad, y aunque había personas que lo estaban pasando mal, se le hacía más ameno con todas las ayudas que se aportaban, cuando llegaba la tarde y el reloj daba las 8:00 de la noche era súper emocionante ver como aplaudían todo el mundo al sector sanitario. El otro día mi madre nos puso la película de Santa Rita, me parecía una mujer súper fuerte y súper valiente, una persona que había perdido a su marido y a sus hijos por el “virus” de esa época, la famosa peste, como afronta todo es súper heroico, como cuidaba al hermano de su marido cuando estaba a punto de morirse por la peste, después de que este le haya despreciado. Al ver esta peli me recordó mucho San Rita a mis padres, delante del virus sabiendo que pueden ser infectados pero dejándolo en manos de Dios para poder ayudar a los demás y conseguir hacer que se termine todo esta pesadilla que estamos viviendo. La cuarenta nos ayuda a si hermanos y a mí a madurara, pues por ejemplo cuando hablamos con nuestros amigos, dicen las típicas cosa de “ no puedo más, quiero salir de aquí, estos es un suplicio”, es algo normal decirlo, yo lo decía continuamente , hasta que mi padre me sentó en una silla y me dijo que sabía perfectamente que así no lo decía con un tono egoísta pero era lo que parecía y ahora mismo era lo que tocaba, no nos podemos quejar por estar encerrados en casa cuando hay personas que lo están pasando peor que nosotros, tenemos la suerte de que nos afecta como un constipado, pero hay gente que se está muriendo y no es el momento de pensar en nosotros mismos si no en pensar en los demás, en el bien común de todos, que si tu hermana, algo que me pasa mucho, se enfada contigo, no le hagas caso, ya se le pasara el enfado, pero si se sigue esa pelea lo único que se crea es un mal ambiente y es lo último que necesita una persona que ha estado todo el día intubando a personas para que no se ahogara , pensando que esta metiéndole un tubo por la boca y que le está tocando el sitio donde mas gérmenes, donde mas virus hay, pensando que si llega a tener el virus sea solo un pequeño constipado, pues es lo último que quiere alguien que está pensando en su familia por si le pasa cualquier cosa, pues una vez metido en hospital no podrás salir, a no ser que te den el alta pero todas aquellas personas que mueren solas, su familia no la podrá ver, pues aunque haya muerto, el cadáver puede seguir infectando. La historia, parece más bien un artículo de información de el Covid 19 que una historia de filosofía pero la verdad es que ahora mismo a uno no se le puede ocurrir una historia de rosas y mariposas, pero sí que podremos conseguir que haga así, si todos conocemos la realidad de esta situación.