Como cada día, a la hora de la cena, era habitual que algún miembro de mi familia contara alguna experiencia de su vida o del día a día que fuera a recordar siempre, algo inolvidable o incluso histórico. Esta noche fue mi hija quién me preguntó que vivencia no iba a olvidar nunca.
Y empecé a contar:
—Hacía no mucho, en enero de 2020, cuando yo tenía dieciséis años, como bien sabéis, detectaron a tu tío Javi un tumor cerebral. La causa de este se desconocía, y el único síntoma que tuvo fue un terrible dolor de cabeza. La notica nos llegó una tarde de viernes y hasta dentro de un mes tu tío no salió del hospital. La situación fue llevadera a su manera…tras haberse sometido a tres operaciones, cada cual más importante, haber estado ingresado numerosos días en la UCI y haber realizado numerosos ejercicios de rehabilitación, por fin le mandaron a casa. Son situaciones que uno no se espera que le toquen, que hay veces que ves que amigos están pasando por algo parecido pero que nunca te imaginas que te pueda tocar a ti.—le explicaba a Jimena— Son cosas que te vienen como un regalo envuelto que, nosotros junto con toda nuestra familia y el poder de la oración, fuimos quienes tuvimos que ir desenvolviéndolo para encontrar el sentido ante la situación que nos cambió la vida de un día para otro. Lógicamente fue difícil entender porqué nos tocó a nosotros. Además de que tus abuelos nos demostraron lo fuertes que podían llegar a ser, los tíos y yo tuvimos que demostrar quienes éramos verdaderamente , ayudar mucho y sacar lo mejor de nuestra persona y todo esto con la ayuda de muchísima gente que quiso formar parte de ello, como: primos, tíos, amigos, profesoras, médicos, enfermeras…mucha gente que nos acompañó y que con ellos fue más fácil llevar la enfermedad.
—Lo peor es que esto no fue todo —continué— Durante una de las semanas que estuvo el tío en el hospital, empezaron a llegar noticias sobre un virus cuyo nombre era COVID-19, proveniente de China que estaba acabando con las vidas de numerosas personas, la mayoría de ellas ancianos. Ante esto, como cualquier persona, nunca imaginamos que aquel virus fuera a tener la importancia y gravedad que tuvo. Se contagiaba de la manera más fácil, por medio del tacto…incluso a menos de un metro de distancia…Todo el mundo empezó a hacer uso de mascarillas y de desinfectantes, hasta tal punto que en las farmacias y supermercados se agotaron. Se fue extendiendo poco a poco, desde China llegó a Europa. El país mas afectado fue Italia, en el que por más que ponían medidas de confinamiento la gente las incumplía y los infectados incrementaban incansablemente. Después de varias semanas viendo como se extendía el virus, debido al alto número de infectados que hubo en España, el gobierno anunció el país en estado de alarma.
—¿Qué es eso?—me preguntó Jimena
—Pues cuando un país declara estado de alarma, quiere decir que nadie puede salir de sus casas. Tenemos que encerrarnos hasta nuevo aviso. Algo así fue lo que pasó: todos los colegios cerraron y todos los estudiantes, tanto escolares como universitarios, tuvimos clases online…se tuvo que seguir estudiando desde casa, los abuelos tuvieron que teletrabajar, se cancelaron todo tipo de eventos que reunieran a mucha gente, eventos deportivos, conciertos, teatros, exposiciones, museos…estuvo prohibo hasta salir a dar un paseo salvo que tuvieras alguna excepción. Ante esta situación, tus tíos y yo vimos que ese confinamiento fue un regalo que tuvimos para estar la mayor parte del tiempo con el tío Javi. Porque aunque tuviera que ir al hospital a recibir el tratamiento todos los días, por las tardes estaba en casa.
—Jimena, no te creas que esto fue solo estar encerrados en casa, sino que fuera de las casas, la gente lo pasó muy mal. Se creó una especie de burbuja en la cual, dentro estábamos todos los encerrados, sin ver completamente la realidad, y fuera estaban todos los infectados, sanitarios, médicos, periodistas…que fueron quienes sabían de verdad la realidad tras la cual estábamos pasando. Los infectados estaban completamente aislados, en hospitales o en sus casas, los que fallecían, fallecían solos, sin ningún familiar…—¿te puedes imaginar lo horrible que fue Jimena?—
Fueron días muy tristes…cada vez que el abuelo encendía la tele, solo se oían y veían noticias sobre el maldito virus que nos tenía a todos encerrados en casa, que estaba destruyendo vidas, familias, personas…cada vez el numero de infectados crecía y crecía…Una de las noticias que nunca olvidaré, fue que en una residencia de ancianos murieron ocho ancianos en un mismo día…era horrible!
—¿pero mamá, que hacían entonces en los hospitales?— me preguntó
—Pues Jimena, la labor de los hospitales y sanitarios fue impresionante. Aparte de que sin ellos, el virus nos habría contagiado a todos, muchas personas, sobretodo empresas, dejaron de producir lo que habitualmente producían y se dedicaron a la producción de mascarillas, alcohol sanitario, o incluso, se construyeron miles de habitaciones en naves gigantescas en las que solían haber reuniones de mucha gente… la solidaridad destacó por encima de todo, de hecho, en todo el país se acordó que a las ocho de la tarde, todos los días había que salir al balcón o a las terrazas de las casas y aplaudir a todas las personas que estaban dejándose la piel en su trabajo. Era increíble, era una sensación de unidad y de esperanza que nunca antes habíamos sentido… como puedes ver, siempre se puede sacar algo bueno ante algo malo.
—Al fin y al cabo, no quedó otra opción que la de quedarse en casa. Los días se hacían eternos, teníamos la sensación de que las horas no pasaban…y como te puedes imaginar, en este encierro, desarrollamos nuevas habilidades. Dentro de lo que cabe fue divertido…el estar todos los hermanos juntos en casa, era lo mejor! Cada uno nos propusimos una cosa: dibujar, tocar la guitarra, ponernos fit…e infinidad de más cosas que ahora no me acuerdo. Además recuerdo que por ejemplo, hubo cantantes que dieron conciertos en directo!! En situaciones así había que saber comportarse y sacar siempre el lado positivo. Y hasta aquí mi historia de hoy
—Mamá es increíble lo que nos has contado, con razón ahora estudiamos aquella pandemia en clase de historia…
Y así es como quise explicar a mis hijos que mucha veces el ser humano esta encerrado en una realidad que no es la verdadera y por mucho que nos intentemos evadir y no queramos aceptarla, hay que saber continuar y con buena actitud!