cuéntame una historia #35: 9 desesperados días

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Me desperté casi sin aire, alrededor tenía un charco con agua, no sabía qué hacer. Estuve 2 días intentando recordar que había pasado para que yo llegará allí. Yo sabía que llevaba unos meses preparándome para una competición, pero no recuerdo de qué. Me seguía preguntando durante horas y horas porque no sabía que había ocurrido para que yo estuviera encerrada en como una especie de cápsula, cuyo nombre no podía recordar. 

Intenté dormir para ver si podía recuperar fuerzas para conseguir algo de comida porque llevaba sola y aislada durante aquellos 2 días. Tras haber estado unas largas horas durmiendo decidí salir a la superficie para cazar algo de comida. Al intentar salir de aquella cápsula observé a mi alrededor y me di cuenta que no me encontraba en la superficie sino al fondo del mar. Tras esto recordé que la competición por la que me había estado preparando era de windsurf. Volví corriendo a la cápsula del miedo que tenía al volver al agua.

Observé la cápsula para ver si podía usar algún objeto para poder cazar sin tener que salir de ella. Encontré el mango del volante, como arma punzante encontré un pequeño baúl dentro de la cápsula que lo até con una cuerda que también encontré en ese baúl. Cuando estaba atando todo empecé a pensar los pros y contras sobre estar allí encerrada sola. Como contras encontré muchísimos, por ejemplo, la desregulación del reloj biológico, la falta de cercanía al medioambiente, la falta de estar rodeados de personas que esto al fin y al cabo iba a llevar a una falta de amor. Y como pros descubrí que me podía conocer más a mí misma, con todo esto llegué a pensar si de verdad mi vida antes de llegar a esa cápsula había merecido la pena. De ahí me di cuenta y me pregunté si las amigas que tengo son amigas de verdad, si de verdad he pasado el tiempo suficiente con mi familia, si de verdad conozco a mi familia como me gustaría… Tras pensar todo esto había cosas que si quería cambiar y cosas que quería hacer antes de morir, por eso reuní todas mis fuerzas para salir de esa cápsula. 

A la mañana siguiente abría la puerta de la cápsula y un mar de agua inundó mi cápsula por lo que tuve que idear otro plan para cazar porque si no mi cápsula se iba a inundar y yo me iba a morir. Busqué por toda la cápsula alguna ventana que me podría ayudar un poco menos de agua que me ayudará a conseguir más tiempo para salir de allí. 

Encontré una minúscula ventana en la parte baja de la cápsula, la abrí, lancé la lanza y por suerte conseguí coger un pequeño pescado. Cerré la ventana rápidamente para que no entrará más agua, con la misma lanza partí el pescado y me lo comí disfrutando como nunca. De ahí descubrí que otra cosa buena al estar allí encerrada era que empezaba a valorar mucho más las cosas, como podía ser el alimentarse cada día.

Tras haber estado 4 días en esa cápsula recordé que había llegado allí por la gran marea que hubo cuando había estado realizando la competición de windsurf, que me llevó muy lejos de la orilla y estuvo horas y horas nadando y por suerte encontré esa cápsula en medio del mar para refugiarme. Había una cosa que me había estado preguntando durante varios días y me había estado comiendo la cabeza. Me preguntaba que si alguien mi familia, amigos se habían dado cuenta de mi falta y habían estado intentando poner los medios para salvarme, porque yo desde ahí abajo no había oído ningún helicóptero o avión que viniera en mi busca. 

Pasaban los minutos y las horas y mi cabeza no podía parar de dar vueltas para idear un plan para salir de aquella cápsula y alcanzar la superficie y de ahí nadar hasta la orilla más cercana.  Sabía con certeza que para poder nadar hasta la superficie necesitaba una máscara que me cubriera la cara, especialmente los ojos, porque necesitaba abrirlos para poder ver mi dirección al nadar hacia arriba. 

Como primer intento pensé en directamente olvidarme de taparme los ojos y nadar directamente a la superficie, pero lógicamente eso tenía sus riesgos entonces decidí abandonar esa idea. Como segunda idea pensé que, si me ataba con la cuerda que días antes había encontrado a la cápsula podría volver a ella cuando quisiera en caso de perderme y no encontrar la superficie. Pero tampoco fue buena idea porque al estar atada a la cápsula tenía que tener una fuerza enorme para nadar. Tras muchos intentos e ideas pensé que la mejor idea era directamente quedarme en la cápsula y no realizar ningún esfuerzo para salir a la superficie.

Estuvo durante días y días metido en la cápsula sin entretenimiento ninguno, no sentía nada y no pensaba nada. Solo me dedicaba a observar toda la cápsula de arriba abajo sin pensamiento alguno. Uno de esos días apareció por la ventana inferior un trozo de plástico y lo dejé pasar porque pensé que no me iba a servir de nada. Horas más tarde pensé que con ese trozo de plástica y la cuerda podía fabricarme mis propias gafas para poder salir a la superficie después de 8 días allí metida.  

Cada vez los días se me iban haciendo más largos, ya no encontraba entretenimiento ninguno, me dedicaba a mirar que pasaba por debajo de la cápsula por aquella pequeña ventana. De repente apareció una pequeña botella vacía, decidí cogerla y recortarla para ver si podía hacer algo con ella. Estaba un poco sucia por lo que decidí limpiarla. Se me ocurrió que con ese trozo de plástico limpio podía crear las “gafas” que llevaba tanto tiempo queriendo hacer. Cogí el trozo de plástico y la cuerda y haciendo unos nudos cree las gafas para intentar salir a la superficie. 

Tras varios intentos, en el primero se me cayeron las gafas, el siguiente no cogí el suficiente aire para salir y en el último intento ya conseguí salir a la superficie. Estuve unos minutos mirando a mi alrededor porque no sabía hacía que dirección dirigirme. Tras unos minutos pensando hacia donde ir empecé mi nuevo rumbo hasta poder llegar a una isla o una playa. 

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